En los últimos años, la demanda de viviendas de alquiler ha crecido de manera significativa. Este incremento se debe a una combinación de factores, entre los cuales destaca una oferta limitada. Muchos propietarios han decidido retirar sus inmuebles del mercado de alquiler para la falta de incentivos fiscales y la inseguridad jurídica, mientras que otros han optado por venderlos. Además, el acceso a la compra de viviendas se ha complicado por la precariedad laboral de los jóvenes, que tienen dificultades para ahorrar y acceder a hipotecas, agravado por el aumento de los tipos de interés y la inflación.
Esta situación ha provocado un aumento de la demanda de alquiler, mientras la oferta se reduce, creando la tormenta perfecta para el aumento de los precios. No obstante, hay un límite natural: la renta disponible de las familias. Cuando los precios del alquiler se vuelven inasumibles, los inquilinos buscan alternativas, como compartir vivienda.
En el Alt Penedès, el alquiler de habitaciones ya representa más del 20% de la oferta del alquiler residencial, con precios que rondan los 400 euros por habitación. Este tipo de alquiler, a menudo en viviendas amplias con zonas comunes generosas, se ha convertido en una opción atractiva por su rentabilidad y por no estar sujeta a las restricciones de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Así, la economía del mercado encuentra soluciones ahí donde las políticas públicas no llegan, cumpliendo con la teoría de la “mano invisible” d’Adam Smith.
Este fenómeno, que ya está obteniendo fuerza en la región, ilustra como los cambios en el mercado pueden ofrecer alternativas en medio de las dificultades para acceder a una vivienda.
Artículo de opinión escrito por Rubén Llach, codirector de Llach Serra Associats, vicepresidente del Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lleida.
Publicado el 26 de mayode 2023 en la sección de economía de El 3 de vuit.